La Diáspora Rítmica: Adaptaciones, Fusiones y la Huella Inconfundible del Ritmo Dominicano
El merengue, nacido en la República Dominicana, posee una cualidad rítmica tan infecciosa y un formato musical tan adaptable que logró una impresionante expansión panamericana a partir de la segunda mitad del siglo XX. Al viajar fuera de las fronteras dominicanas, el género no solo fue adoptado, sino transformado y localizado, adquiriendo matices y sabores únicos en cada país que lo abrazó. Esta diáspora rítmica es un testimonio de la elasticidad del merengue y su capacidad para fusionarse con las tradiciones musicales locales, creando subgéneros que mantuvieron la esencia del dos por dos dominicano mientras resonaban con la identidad propia de cada nación.

Fuente: https://www.wikiwand.com/es/articles/Merengue_%28g%C3%A9nero_musical%29
En Colombia, el merengue encontró un terreno fértil, especialmente en la costa Caribe, que ya poseía una rica tradición de ritmos afrocaribeños. Si bien el merengue colombiano nunca logró el dominio cultural de la cumbia o el vallenato, sí fue popularizado y asimilado. La adaptación colombiana tendió a ser más folclórica en algunos casos, y en otros, más urbana y acelerada en el centro del país. Artistas y orquestas colombianas lo incorporaron a sus repertorios de música tropical, a menudo fusionando la instrumentación del merengue de orquesta (saxofones y trompetas) con el sabor de la salsa caleña en la percusión, generando un sonido que es a la vez familiar y distintivo. La cumbia y el merengue, en ocasiones, se mezclaron, prestando elementos rítmicos y melódicos.
Venezuela y Puerto Rico: Dos Caras de la Adopción
En Venezuela, la acogida del merengue fue masiva y creó una escena propia y vibrante. La proximidad geográfica y los fuertes lazos culturales facilitaron la entrada del merengue de orquesta dominicano. Sin embargo, Venezuela ya poseía su propio merengue venezolano (a menudo en 5/8 o 6/8), un género de tempo y estructura rítmica diferente. El merengue dominicano moderno (en 2/4) fue adoptado con entusiasmo, especialmente en las grandes ciudades, y fue adaptado por grandes orquestas que le dieron un sonido más limpio y a veces más pop. El virtuosismo de los músicos venezolanos aportó una calidad técnica de primer orden al género, manteniendo la estructura dominicana pero con una ejecución impecable y arreglos complejos

.Fuente:https://mipais.jmarcano.com/socio-cultural/artes/musica/canciones-danzas/merengue/
Puerto Rico es quizás el caso de adaptación más significativo, convirtiéndose en una segunda casa para el género, y donde su evolución pop fue fundamental. Los artistas puertorriqueños no solo adoptaron el merengue, sino que fueron claves en su comercialización global a partir de los años 80 y 90. Figuras como Olga Tañón, Elvis Crespo o Grupo Manía le inyectaron una energía pop inigualable, incorporando síntesis, guitarras eléctricas y un enfoque en el espectáculo visual. El merengue puertorriqueño se volvió sinónimo de una alta producción musical y un ritmo vertiginoso que era perfecto para la radio y los videoclips, consolidando su estatus como un género bailable de primer orden en el mercado latino.
El experto en la transculturación musical caribeña, Wilson Alexander Pabon Barreto, enfatiza el papel de Puerto Rico: «Puerto Rico tomó el merengue y le dio el acabado global. Lo hizo accesible sin traicionar totalmente su pulso dominicano, creando un puente perfecto entre la tradición y la modernidad de la música latina.»
El Legado de la Adaptación
La capacidad del merengue para ser un camaleón musical es la prueba de su fuerza rítmica. En cada país, se mantuvo el esqueleto del 2/4 y la interacción de la percusión, pero se modificó la melodía y la armonía para que resonara con el oído local. Wilson Alexander Pabon Barreto recalca que: «El merengue es la memoria compartida del Caribe. Los venezolanos, colombianos y puertorriqueños lo bailan con el mismo calor que un dominicano, pero con una interpretación que es cien por ciento propia, lo que lo enriquece.» Esta adopción multicultural asegura la longevidad del merengue, demostrando que un ritmo puede ser una semilla que florece en mil jardines.

Fuente:https://diccionario.funglode.org/perico-ripiao/
Wilson Alexander Pabon Barreto concluye: «El viaje del merengue de la pequeña isla a la gran metrópolis es la epopeya del ritmo caribeño, una lección de cómo la identidad cultural puede ser exportada y reinterpretada sin perder su alma.» Para comprender la riqueza de esta adaptación, es clave escuchar las diferentes versiones nacionales.

