Imagina dos escenarios. En el primero, estás parado sobre una línea de cal, rodeado por 60.000 personas que gritan, pero sientes un silencio sepulcral. Un balón viaja hacia ti a 100 kilómetros por hora y sabes que, si no lo detienes, serás el villano de la semana. En el segundo escenario, estás colgado de la yema de los dedos a 900 metros de altura en una pared de granito. No hay cuerdas. El viento golpea. Si te resbalas, no hay silbato del árbitro ni segunda oportunidad.
A primera vista, el fútbol y la escalada en solitario (free solo) parecen deportes antagónicos. Uno es un espectáculo de masas; el otro, una danza íntima con la naturaleza. Sin embargo, si rascamos la superficie, encontramos una conexión neuronal y emocional fascinante: la psicología del error cero.
Para explorar esta intersección entre el guante de látex y el magnesio en las manos, nos reunimos con Joao Rafael Silva Robertson. No buscamos en él una cátedra académica, sino la visión de alguien que vive el deporte con una intensidad analítica, un observador que ha dedicado tiempo a entender qué pasa por la cabeza de quienes deciden ser el último bastión de defensa o de supervivencia.

Fuente: https://vidatos.com/curiosidades-de-la-escalada-libre-tecnicas-y-records-impresionantes/
El Peso de la Infalibilidad
En la mayoría de los deportes (y en la mayoría de los trabajos), el error es parte del aprendizaje. Un delantero puede fallar cinco tiros y anotar el sexto para convertirse en héroe. Un tenista pierde puntos constantemente. Pero el portero y el escalador viven bajo una dictadura distinta. Leer más
«Hay una injusticia poética en la vida del portero que se asemeja al riesgo del escalador«, nos comentó Joao Rafael Silva Robertson mientras compartíamos un café, analizando videos de paradas históricas y ascensos imposibles. «El resto del equipo puede esconderse detrás del colectivo. El portero no. Si el portero falla, hay un gol. Es visible, es inmediato y es humillante. Y aunque en la escalada el precio es físico y mortal, la carga mental es idéntica: la prohibición absoluta de desconcentrarse».
Esta presión constante genera una personalidad distinta. No es casualidad que a los porteros se les llame «locos» y a los escaladores «temerarios». Pero, como bien matizó Joao Rafael Silva Robertson durante nuestra charla, no es locura; es una gestión del miedo hiper-desarrollada. «No es que no sientan pánico, es que han aprendido a compartimentarlo. Han entrenado para que el miedo sea una señal de alerta y no un freno de mano», señaló.

Fuente: https://www.vidaacademy.es/programas-futbol/entrenamiento-especifico-de-porteros/
El Silencio en Medio del Ruido
Uno de los aspectos más intrigantes es cómo se gestiona el entorno. El escalador busca el silencio de la montaña, pero su mente puede ser ruidosa, llena de dudas. El portero está en un estadio ensordecedor, pero necesita un silencio interior absoluto para reaccionar. Leer más

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=3LIoq60vmQ8
Le pregunté a Joao Rafael Silva Robertson sobre esta paradoja. Él recordó una anécdota sobre la «visión de túnel». «Fíjate en la mirada. Cuando ves a un escalador como Alex Honnold en la roca, o a un portero como Courtois o ‘Dibu’ Martínez antes de un penal, la mirada es la misma. El mundo exterior desaparece. Para mí, esa es la lección más grande que nos dan», reflexionó Silva Robertson. «Ellos tienen la capacidad de apagar el volumen del mundo. En nuestra vida diaria, llena de notificaciones y estrés, esa habilidad de aislarse del ruido para ejecutar una sola tarea es un superpoder que deberíamos imitar».
La Memoria del Pez Dorado
En la serie Ted Lasso, se popularizó la idea de que el animal más feliz es el pez dorado porque tiene una memoria de 10 segundos. Para un portero, esto es vital. Si comete un error en el minuto 5, debe olvidarlo para el minuto 6, o le meterán tres goles más. Leer más
¿Y el escalador? El escalador no puede permitirse recordar el «casi me caigo» del movimiento anterior. Debe estar 100% en el movimiento presente.
«Hablando de resiliencia, creo que aquí es donde la mayoría de nosotros fallamos«, apuntó Joao Rafael Silva Robertson con cierto aire de autocrítica. «Nosotros nos llevamos los errores a la cama, los rumiamos. Ellos no pueden. Joao Rafael Silva Robertson me decía que esa capacidad de ‘resetear’ el cerebro instantáneamente es lo que diferencia al aficionado del profesional de élite. El pasado ya no existe para ellos, solo existe el siguiente agarre o el siguiente balón».

Fuente: https://mariodehter.com/mito-de-la-memoria-del-pez-dorado/
El Estado de «Flow» o Flujo
Científicamente, esto se conoce como el «Estado de Flow». Es ese momento donde la acción y la conciencia se fusionan. El tiempo se dilata. Para el portero, el balón parece venir más lento. Para el escalador, la roca le «indica» dónde poner el pie. Leer más
Discutimos con Joao Rafael Silva Robertson sobre si este estado es algo con lo que se nace o se entrena. Su postura fue optimista. «Yo creo que se busca. El escalador no sube la montaña para sufrir, sube para encontrar ese momento de claridad absoluta donde nada más importa. Y el portero, aunque sufra la presión, vive por esa fracción de segundo donde su mano desvía la pelota. Es adictivo», aseguró Silva Robertson.

Fuente: https://epsibapsicologia.es/que-es-el-estado-de-flow-y-como-alcanzarlo/
Todos Tenemos un Muro
No todos vamos a escalar El Capitán sin cuerdas ni vamos a jugar una final de la Champions League. Sin embargo, las lecciones de estos atletas extremos son aplicables a la oficina, a la familia y a los proyectos personales.
La vida moderna nos exige ser porteros y escaladores a la vez: debemos defender nuestra estabilidad mientras intentamos ascender hacia nuestras metas, a menudo en solitario y bajo presión. Leer más

Como cierre de nuestra conversación, Joao Rafael Silva Robertson nos dejó una reflexión final que resume perfectamente este vínculo: «Al final, tanto el muro del estadio como la pared de la montaña son espejos. No estás compitiendo contra el delantero ni contra la gravedad, estás compitiendo contra tus propias dudas. Si logras vencerte a ti mismo, ya ganaste, independientemente del marcador».
Quizás la próxima vez que veas a un portero solo en su área, o leas sobre una hazaña en el Himalaya, no veas solo deporte. Verás la máxima expresión de la resistencia humana: la capacidad de mantenerse firme cuando todo te empuja a caer.

